Por Rodolfo Chileanschi
Tras 60 partidos con grandes actuaciones de arqueros, sólo quedan ocho manos en la defensa del sueño de levantar la copa en Brasil 2014.
El estadounidense Tim Howard, el mexicano Guillermo Ochoa y el costarricense Keylor Navas brillaron en el Mundial, pero los nombres ahora son otros: Manuel Neuer (Alemania), Julio César (Brasil), Sergio Romero (Argentina) y Jasper Cillessen (Holanda).
Los cuatro tienen características, trayectorias e incluso actualidades diferentes, aunque también algunos puntos en común.
Por ejemplo, tres de los cuatro -Neuer es la excepción- llegaron al torneo en medio de la sospecha y el debate, apenas sostenidos por sus entrenadores.
“Julio César estará en la Copa aunque no juegue en ningún equipo”, afirmó varios meses antes de la convocatoria definitiva Luiz Felipe Scolari, convirtiendo a su arquero en el primer jugador con presencia garantizada en el Mundial. Por entonces, el ex arquero de Inter había rescindido su contrato con el Queen Park Rangers inglés y buscaba un lugar donde mantenerse en actividad. Lo encontró en febrero en Toronto para jugar siete partidos en una Liga menor como la estadounidense antes de concentrarse con la selección.
Alejandro Sabella recorrió el mismo camino con Romero. “La prioridad es suya, salvo lesión será el titular”, confirmó en marzo para ahuyentar especulaciones, y a pesar de que “Chiquito” apenas disputaba los partidos de Copa en Mónaco.
La apuesta de Louis Van Gaal por Cillessen fue aun más complicada. Hace menos de un año, el portero del Ajax jugaba en el filial de Segunda. Pero Frank De Boer, su entrenador, lo subió al primer equipo y Cillessen respondió con una temporada esplendorosa.
Van Gaal decidió probarlo y no le importó que el día del debut contra España sólo contara con cinco partidos internacionales. “Estamos muy contentos con él, se ha ganado el puesto”, sentenció el veterano técnico holandés.
Si Joachim Löw no tuvo dudas fue porque no puede haberlas con Neuer, posiblemente el mejor arquero del mundo en la actualidad, quizás también el más completo.
Albert Einstein dijo alguna vez que “los intelectuales resuelven los problemas, los genios los evitan”. Con los arqueros ocurre algo semejante, y el compatriota del gran científico alemán está en el segundo grupo.
La exhibición de Neuer jugando como líbero por detrás de la defensa en el partido de octavos de final contra Argelia mereció elogios casi unánimes. El “casi” es porque tocados en sus respectivos orgullos, el ex arquero alemán Oliver Kahn consideró “demasiado arriesgada” la manera de salir del área de Neuer, y Franz Beckenbauer estimó “exagerado” que se lo considere un líbero. “Los líberos también atacan”, fue su comentario. Como respuesta, el portero hizo una exposición de reflejos en el siguiente encuentro. Contra Francia demostró que además de dominar el área y jugar con los pies, si es imprescindible también ataja.
El joven Cillessen, de 25 años, sigue en cierta medida la línea del portero germano. No tan alto como el hombre del Bayern Munich (1,87 metros contra 1,93), también manda más allá de las cercanías del arco y es dueño de grandes reflejos. Rápido, ágil, valiente, el hombre de Ajax se mostró fiable durante todo el torneo.
Incluso recibió con entereza el hecho de que el técnico prefiriera a Tim Krul para la tanda de penales contra Costa Rica. “No voy a negar que fue frustrante, porque me sentía bien. Pero lo conseguimos como un equipo”, dijo una vez terminado el partido.
Julio César, el más veterano y el más bajo de los cuatro, con 34 años y 1,86 de altura, había pasado más o menos desapercibido durante la primera fase. Pero el partido de octavos ante Chile cambió su estrella. Los dos penales detenidos en la tanda final lo transformaron en héroe nacional y lo transportaron a una especie de estado de gracia.
Cuatro años después de haber sido ferozmente atacado por sus errores en Sudáfrica 2010, cuando Brasil fue eliminado por los holandeses en cuartos de final, hoy nadie en Brasil repara en sus dudas en los centros o en su tendencia a rebotar los balones hacia el centro del área. “Nos da confianza saber que Julio César está allí”, dijo el delantero Fred, como para cerrar toda discusión sobre el pasado que perseguía a su compañeros de plantilla.
Y algo parecido le ocurre a Romero. Sus buenas actuaciones ante Bosnia e Irán le hicieron sumar puntos entre compañeros, hinchas y la prensa argentina. Y ni siquiera los errores cometidos durante el partido de octavos ante Suiza, seguramente porque ninguno acabó en gol, le hicieron mella.
Además, como a su colega brasileño, los palos llegaron en su ayuda en momentos claves, algo que siempre ayuda a aumentar el aura de imbatibilidad de los arqueros en un Mundial donde los goles se repetían como lluvia de verano.